Luis A. Rivera Rosario, Ph. D.
luis.rivera90@upr.edu // takardia@hotmail.com
Hace poco, en una conversación cuyo contenido se me escapa, escuché a alguien decir: "por eso es que al hombre le falta una costilla, porque Dios se la quitó para crear a la mujer". Al escuchar esa oración me sorprendí, me sentí extrañado, no por lo que dijo, sino por quién lo dijo. Fue en una clase, en un programa doctoral en Filosofía y Letras (PHD) y una especialidad en Teología, en una universidad reconocida. Tuve la intención de abordar al compañero pero me contuve. Es una persona relativamente joven, dinámica y estudiosa. Proviene de congregaciones de corte fundamentalista y, de hecho, esta pastoreando una iglesia.
luis.rivera90@upr.edu // takardia@hotmail.com
Hace poco, en una conversación cuyo contenido se me escapa, escuché a alguien decir: "por eso es que al hombre le falta una costilla, porque Dios se la quitó para crear a la mujer". Al escuchar esa oración me sorprendí, me sentí extrañado, no por lo que dijo, sino por quién lo dijo. Fue en una clase, en un programa doctoral en Filosofía y Letras (PHD) y una especialidad en Teología, en una universidad reconocida. Tuve la intención de abordar al compañero pero me contuve. Es una persona relativamente joven, dinámica y estudiosa. Proviene de congregaciones de corte fundamentalista y, de hecho, esta pastoreando una iglesia.
Vienen muchas interrogantes a mi mente, pero no vale la pena expresarlas, porque se pueden dar muchas respuestas con y sin fundamento, de acuerdo a la procedencia de cada cual o de sus trincheras de resguardo.
Hay tres frentes que se han conjugado por décadas y décadas, y que han sacudido fuertemente los cimientos tradicionales, entiéndase, las enseñanzas tradiciones y fundamentales de la iglesia, sea católica o protestante: la ciencia, la arqueología y los métodos histórico-críticos de estudios aplicados a las Escrituras cristianas. Estas tres ramas de estudios han obligado a hacer una re-evaluación a los efectos de abordar la Biblia con nuevo entendimiento. No se trata de rechazar, denigrar o abandonar, sino de hacer un balance y ubicar la Biblia en una nueva visión acorde con los recursos que han estado con nosotros hace más de 150 años. ¿Por qué lo que se sabe en la academia no llega a las iglesias? Voy a dejar las posibles respuestas a su imaginación.
Pues bien, volviendo a nuestro joven pastor y estudiante doctoral, la idea de la creación de la mujer de la costilla de Adán, y que Eva tiene una costilla más que el hombre, o dicho de otra manera, que al hombre le falta una costilla, es sólo un ejemplo (y en Génesis nada más hay muchos) del literalismo interpretativo que nace, sea de la ignorancia, la costumbre, la tradición, el desinterés, el miedo, o sabrá Dios de qué otra cosa. Creo que los líderes son los responsables de que una gran masa de cristianos genuinos y sinceros no alcancen los conocimientos a tono con los tiempos, quizás por ignorancia, control o por miedo. Por ignorancia, porque vienen amarrados a una forma de interpretar heredada. Por control, porque es la manera que utilizan para manipular y someter. Por miedo porque, con conocimiento, están ceñidos a un estricto movimiento. La realidad es que muchas iglesias independientes tienen un sistema de creencias según el líder que las dirige; otras, pertenecen a algún movimiento o concilio de iglesias que son bastantes radicales en lo dogmático.
Consideremos dos elementos. Por un lado, lo único que hay que hacer para descubrir el mito es buscar en internet información anatómica del cuerpo humano para darnos cuenta del dato científico. Todos los seres humanos, excepto alguna rareza, tienen 24 costillas (12 a cada lado): 14 verdaderas, 6 falsas y 4 flotantes. Hombres y mujeres, ambos. Si los hombres tuvieran una costilla menos, entonces tendrían un número impar. Es decir, en un lado tendrían una costilla más que en el otro, y eso se notaría al simple tacto, e incluso a simple vista si el hombre en cuestión estuviera desnutrido. Ya esto debe darnos suficiente sospecha que nos lleve a investigar el verdadero sentido del relato de la creación de Eva.
Recordemos que cuando hablamos de "mito", en el contexto de las grandes culturas de toda esa cuenca del Mediterráneo, no hacemos referencia a algo falso, sino a la manera en que los pueblos antiguos explicaban sus orígenes e historia.
Por otro lado, desde mediados del siglo XIX, se empezaron a hacer grandes descubrimientos arqueológicos en el Medio Oriente que revolucionaron el mundo hasta hoy. Nace para la historia la hasta entonces desconocida civilización Sumeria, gracias al descubrimiento de unas tablillas escritas en una lengua no conocida en el sur de mesopotamia. Dichas tablillas fueron halladas en 1869, por el investigador británico Jules Oppert. Cuando el lenguaje de las numerosas tablillas fue descifrado, la sorpresa fue gigantesca, ya que arrojaron mucha luz sobre la nueva y desconocida civilización sumeria, su economía, historia, leyes y religión.
De aquí es que surgen las épicas de Gilgamesh y de Atrahasis, que inciden con la historia bíblica de Noé y el Diluvio. Dentro de la mitología sumeria, hay un paralelismo con la narrativa de la creación de Eva en Génesis. En la literatura se detectan dos vertientes interesantes. Por un lado, se cuenta que la diosa Ki creó con la costilla del dios Enki a una diosa llamada Nin-ti (mujer de la costilla). Por otro lado, hay un poema sumerio que se llamaría "Enki y Ninhursag", en el que se cuenta que el dios Enki, sufría de ocho males, para los que la diosa Ninhursag daría a luz ocho diosas, una por cada mal o enfermedad. Uno de los órganos enfermos del dios Enki era una costilla. En lenguaje sumerio la palabra "Ti", significa "costilla", y también "dar vida". La palabra sumeria "Nin", significa "mujer", por lo que el nombre "Nin-Ti", significa "la mujer de la costilla" y también "la mujer que da vida". Nota la relación y el juego de palabras que hay en la siguiente relación: la segunda definición "la mujer que da vida" incide con el nombre hebreo del Génesis "Eva" que significa " ella quien da vida", y a la vez, la parte del cuerpo que se definió para la creación de Eva fue una costilla.
El dato interesante es que estos mitos sumerios son del tercer milenio AC, más de mil años antes de que existiera un pueblo llamado Israel. La producción literaria que da como resultado la Biblia Hebrea es del primer milenio, aunque recoge tradiciones del segundo milenio. De todas formas, en la segunda mitad del segundo milenio es que, históricamente, aparece un pueblo que se identifica con Israel. Todo esto apunta irremediablemente a considerar o entender la creación de Eva como un mito hebreo paralelo a los otros mitos del Medio Oriente. Sencillamente, los escritores o editores del Génesis, en su agenda teológica, adaptaron los mitos del Medio Oriente para formar y explicar su propia historia, y exponer su propia teología. Es contra el trasfondo cultural de los pueblos vecinos y no tan vecinos de Israel, y estudiando la intención teológica del autor o editor, que podemos ver el significado real del Génesis y libros similares en la Biblia Hebrea.
Bibliografía
- Kramer, Samuel Noah. The Sumerians, their history, culture and character. Chicago: University of Chicago Press, 1971.
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